viernes, 19 de octubre de 2007

El estilacho de los cumpleaños actuales

Desde niña hasta que viví con mi mamá, todas las mañanas de mi cumpleaños me llevaban el desayuno a la cama: jugo de naranja recién explimido, huevos en el estilacho preferido por la cumpleañera, una variación de yogurt o chocolate, arepas o sánduche caliente de queso, o algo similar... rico rico
después un regalito de rigor, generalmente muy bien elegidas y en la tarde me esperaba mi fiestón de cumpleaños.

Tengo dos fiestones memorables, el uno cuando tenía unos 10 años. Mis invitadas eran mis 2 vecinas y una amiga de la escuela, que merece un post. Mi mamá me hizo un pastel con una cubierta blanca y frutillas partidas en la mitad, para mí era un platillo volador maraviloso y una de mis amigas (no me acuerdo cuál), me regaló un reloj rojo con amarillo que me fascinó. Estábamos vestidas de fiesta, pero jugamos a lo que siempre jugábamos, hasta me acuerdo que me puse un vestido que me compró mi abuelita para mi bautizo, jajajjaja sí, me bauticé a los 9 años para tener fiesta y regalos!... en fin lindo lindo pasé.


El otro cumpleaños no me acuerdo la edad sólo el regalo que me dio la mamá de mi prima G, me regaló un bastón de caramelo y una manzana roja chilena (que en ese entonces no eran tan comunes), me encantó el regalo! todo para satisfacer mi alma de gorda.

Quería hablar del estilacho de los cumpleaños de los que ahora son niños. Casi nunca son en su propia casa, son en locales impersonales casi siempre con muchos niños. Los papás no se quedan en la fiesta, siempre son de un tema, hay alguien que los dirige en el juego y la invitación tiene hora de llegada y de salida... no me gustan!

Pero el de hoy es diferente... el Bernardo tiene un amigo del alma (que es supremamente religioso, motivo de otro post), el amigo vive en el edificio de mi mamá y hoy cumplió 7 años, es más estoy esperando que canten cumpleaños feliz! El cumple es en su casa con pocos niños sin payasos y sin ningún tema en especial, el pastel es hecho en casa, hay caramelos en la mesa y no hay regalos para el final, es como de los de mi niñez... y así, sí me gusta!

Ya lo escucho gritar, me voy a comer sus caramelos

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