Cuando estaba en el colegio, por algún tiempo fui a clases de danza contemporánea, claro era demasiado vieja para hacer a la perfección los pasos de ballet, pero como me encanta bailar y considero que tengo el ritmo dentro de mi, creo que era buena o por lo menos lo disfrutaba muchísimo. En esas clases durante algún tiempo tuve una profesora maravillosa, ella nos enseñaba a volar con la imaginación y relajarnos absolutamente mediante la respiración. El método para relajarse consistía en poner la lengua pegada al paladar y respirar con la boca cerrada profundamente.
Yo no sé si lo que funciona es la lengua en el paladar o el hecho de pensar en otra cosa y olvidarse un momento, el hecho es que aún hoy en día en cada situación estresante, pego la lengua al paladar y me relajo.
Ahora estoy relajada, pese a que tengo a 25 locos adolescentes gritando en el laboratorio: Profe profe profe....
Estoy relajada porque el trabajo está bien, porque me siento bien conmigo (siempre el trabajo antes, creo que tengo problemas de dependencia laboral).
Me siento bien porque veo el futuro cercano y a largo plazo... ahora lo veo claro sin nubes que me cubran.
Pero por si las moscas, pego la lengua en el paladar y respiro
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