Hasta hace poco tiempo diría que jamás, que no me gusta, que me gusta estar siempre con alguien. Poco a poco me doy cuenta de los matices de esto de la soledad. Sigo siendo común, en que voy al baño acompañada, que prefiero ir con una mujer a comprarme ropa, que me gusta ir con alguien al salón de belleza, me gusta comer con alguien más, y claro, ir al cine acompañada.
Pero también me doy cuenta que mi compañía a mí misma me encanta, soy la mejor compañía para mí. Me respeto mi espacio, mi tiempo, mi velocidad, mi silencio, mi momento. Últimamente disfruto mucho mi soledad en el cubículo cuando no tengo clases, y puedo leer mi libro, corregir los exámenes, huevear en la compu, todo en silencio conmigo misma (eso de trabajar con música no es para mí).
Y cuando llega el medio día, mando algún mensaje, busco la compañía para la comida, converso con otros seres, todos tan diferentes a mí, unos más lejanos que otros, y lo disfruto porque dura el tiempo justo.
Y tengo mi tiempo conmigo otra vez cuando manejo, pienso o escucho la radio del teléfono (creo que nunca más voy a tener radio en el auto).
Y llego a mi casa y vuelvo a sentir que ya estuve conmigo, que tengo ganas de estar con alguien más.
Igual me quedo pensando que si me gusta estar sola, y creo que me gusta cuando es mi decisión estar así.
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