Ayer en la tarde, mi mamá invitó a mi prima Ana a un café más charla. Mi prima Ana no vive aquí y la próxima semana se va otra vez.
En uno de los momentos de la charla familia extendida, comenzamos a hablar de cómo duele caerse sobre las piedritas que se meten en las manos, y de coles nos pasamos a los nabos y hablamos de las adopciones, de cómo la familia aceptaría a alguien gay, de lo mal que quedó la espalda después del asalto, de las separaciones matrimoniales que están a la vista, de los divorcios de las primas, de la borrachera del 31, de las hormonas y las gorduras, de operaciones y enfermedades... Así, una mezcla de cosas triviales con cosas que nos mueven el piso, yo no quería irme, quería sentirme un ratito más con la gente que quiero y me quiere, un ratito con los de mi sangre, con los que han aportado para que sea insoportable, intolerante, peleona, solidaria, y más.
Y siempre faltan los que no están, los que no llegan, los que no pueden y hasta los que no quieren estar.
Mi familia es una cosa seria para cargar en los hombros, y siento que siempre me abrirá los brazos cuando necesite.
Cada q voy a Quito, tengo el obligado cafecito en las tardes en alguna casa de tias o abuelita, y asi empiezan las conversaciones "triviales" que pasan por todas partes, donde me siento tan extraña, pero tan parte de ellos a la vez, que a veces quisiera que esos cafecitos que antes me parecian lo mas aburrido, sean mas largos...
ResponderEliminarExtraño mis cafecitos.....(aqui ni tomo cafe!)
Qué linea en el final.
ResponderEliminarMaldita y vendita familia, casi todos tenemos una a quien echarle la culpa de lo que somos, de lo que no somos...
ResponderEliminarHermosa y recien vista hermosa...
ResponderEliminarTe mando un abrazote. Estaba de paseo por estos lares. Imposible no saludarte cuando se te tiene tan cerca!
Gracias por sus visitas y comentarios
ResponderEliminar