Nunca me vió, yo la escuché, me acompañó tardes enteras cuando volvía de la universidad a la casa en la que vivía con mi papá, super lejos, super triste, me acompañó en esos días difíciles. Ella tenía un programa de radio por la tarde, y como soy del tipo que le gusta escuchar programas en los que hablan, me enganché con el de ella, con su acento argentino, su voz gruesa y su estilo peculiar, me encantaba, me la imaginaba hermosa, porque su voz era hermosa en fin...
Un día desapareció de mi vida, es decir de mi radio y no la volvía escuchar más. Hoy leí en el blog de Lucrecia Maldonado, que ella se ha muerto y me dió una tristeza: Uno se puede sentir así por alguien a quien no conoció, pero que la llenó de alguna forma en algún momento... y me acuerdo que hablaba de un hijo que seguro es menor a mí, pucha, qué feito todo esto.
Mejor me voy a mi casa.
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