Mujer sola en Barcelona

No es la primera vez que viajo sola, pero es la primera vez que paseo sola en una ciudad y me encantó. Me encantó la sensación de ir a mi paso, con mis intereses, de deslumbrarme por mis cosas simples, me perdí, me encontré, pensé más que siempre.

Empecé temerosa, pagué por inexperta y despistada, pero no me dejé amedrentar. Mi amiga me trató como reina, hablamos hasta el amanecer, volvimos a reencontrar nuestra amistad, la sentí cercana, la encontré como mujer plena, caminamos juntas hasta el dolor y nos reímos mucho.

Barcelona....la sentí mía, no me sentía turista, era parte de la ciudad, era una observadora de una ciudad a la que sentí pertenecer.

No puedo escribir una guía de que conocer y qué ver, sobretodo porque las que existen serían mejores y más preparadas lo que sí puedo decir es lo que yo vi y sentí.

Dos palabras: Me Encantó, tiene el tamaño perfecto de ciudad, el transporte es maravilloso, me gustó lo alternativo, lo originales y el gusto particular que tienen en muchas cosas, desde las bicicletas de alquiler para los residentes, la decoración en los restaurantes, el tipo de cosas que venden en las papelerías, las tiendas de ropa de diseño local, en fin me sentí tan cómoda, el clima invernal perfecto con sol, podía caminar en camiseta en algunos momentos, el mar, los balcones, las frutas y los mercados, el carisma de la gente que fue mucho más amable de lo que recuerdo de los madrileños.

El catalán entró por mis oídos como música, el poco tiempo que estudié portugués y el mínimo francés que sé lo hizo sencillo, sentía como casi podía entenderlo y que si me quedaba un poco más no habría sentido la diferencia, más dulce que el español sin llegar a ser sensual como el francés. 

Estoy aún con la cabeza llena de imágenes y con el cuerpo lleno de sensaciones, Barcelona es una ciudad para vivir!

Voy a preparar mis fotos de mi mirada en la ciudad y les muestro lo que yo vi.