Hoy le hacen una operación de reemplazo de cadera a mi abuelita, pienso en que va a estar mejor pero operación es operación y cuando ya no se es tan joven hace que el corazón se encoja.
Mi abuelita no era para mí esa dulce abuelita hasta que fui más grande, porque mi tía abuela, su hermana ocupó el puesto de abuela para mí. Ellas vivían en Tulcán que es una pequeña ciudad al norte del Ecuador. Todas las vacaciones iba de paseo pero me quedaba en la parte de la casa que era de mi tía abuela porque ella me mimaba mucho, mirábamos televisión juntas y yo podía escoger qué ver, en la noche una golosina, me dejaba dormir en la mañana hasta tarde y nunca tendía la cama, me guardaba el pan más rico, el vaso de jugo más grande, me compraba helados, me ponía polvo de maquillaje en la cara cuando era una niña, me dejaba pintarme los labios con sus cosas, en fin mi abuelita y yo su nieta una de las que nunca tuvo.
Mi abuelita abuelita tenía sus nietas preferidas y ninguna era yo! Sí me hacía ojitos y tenía sus detalles. Todo fue cambiando cuando me hice más grande, mi tía abuela igual fue siempre especial para mí, pero con mi abuelita nos acercamos muchísimo. Hablábamos de la vida, yo la llevaba de paseo, votábamos en las elecciones en el mismo lugar entonces cada elección teníamos una cita, me sentí un poco favorita, mi hijo también se sentía uno de sus favoritos.
Mi abuelita es viajera, no tiene vergüenza alguna de reconocerse de la tercera edad y tiene su grupo de amigas con las que hacía ejercicio, aprendía a tejer aunque ella es una artista, además iba a todos los paseos que podía.
Mi abuelita es hermosa, de joven debe haber sido bellísima bellísima como actriz de cine, con una nariz envidiable, ojos misteriosos, un pelo maravilloso, unas facciones de infarto y los labios pintados de rojo.
Mi abuelita adora los zapatos, nunca lo dice pero es el recuerdo que tengo de ella, su armario lleno de zapatos, zapatos con taco, muchos zapatos y ese amor ha sido heredado por varias de sus hijas y nietas.
Mi abuelita tuvo 11 hijos, una se murió de bebé y fue reemplazada por un nieto-hijo años más tarde. Empezó a trabajar cuando su último hijo era pequeño, trabajaba en un Centro de Salud y como yo la vi siempre con mandil durante muchos años estuve absolutamente segura que mi abuelita era una médico porque así ha parecido siempre.
Debo ser sincera: la comida de todos los días no es su especialidad, pero para las comidas especiales es una maestra.... abue extraño las empanadas con mejido, el dulce de higos con quesillo, la fanesca, el jugo de naranjilla con papaya, tus piernas suavecitas cuando dormíamos juntas.... abue...abue.
En este momento es la hora de su operación, me imagino como deben estar todos ahí esperando eternamente a que salga y con el corazón en la boca.