El 2020 realmente llegó para ser uno de eso años de los que no me voy a olvidar.... no soy la única... seguramente es uno de los años que todos en el mundo recordaremos, el año de la pandemia, el año del encierro, el año de las mascarillas, alcohol, enfermedad y muerte.
Sin esta pandemia de mierda, el 2020 igual habría sido un año que me marcaría la vida. Algunas de las cosas buenas que me sucedieron:
-Empecé el año en el hospital. Por primera vez en mi vida fui hospitalizada. Me quedé 5 días. Había ido a Ecuador y tuve unos intensos encuentros emocionales. Creo que eso desencadenó mi crisis hipertensiva. Fui a una consulta ginecológica donde mi prima y ella midió mi presión. Primera alerta.
En la noche y al día siguiente no bajaba. Fui al hospital a la emergencia y no volví a salir. Después de miles de exámenes y busqueda de posibles razones, no encontraron nada más que la genética, la edad y mi falta de ejercicio. Después de la medicación diaria, estoy controlada.... y como tengo tanta suerte, mis migrañas casi han desaparecido, así que toda esta terrible noticia llega con muchísimos días extras en mi vida, en los que no tomo mis pastillas para la migraña y duermo encerrada en mi cueva de obscuridad, aire acondicionado y silencio.....
-Mi cachorro cumplió 18, terminó el colegio y empezó la universidad. Así, todas esas cosas pasaron en su vida. Pensaba que iba a sentirme miserablemente triste con su partida, pero no puedo. El está tan contento, cómo puedo estar triste cuando él está feliz. Soy feliz por él y su nueva aventura. Tengo un hijo tan grande!
-Elena. Nuestra primera cachorrita. Nació en septiembre, es una mezcla de labrador con golden. Es bella. Me ayudó a llenar mis momentos solitarios y sin trabajo. Aprendo entrenamiento perruno, dieta y todas las posibilidades de el cuidado y compañía de nuestra bebé.
-Mi hija es una maestra. Ella es independiente y ha llevado sus clases frente a la computadora como una verdadera guerrera. Sus amigas todas se han ido, no conoce a sus nuevos compañeros ni profesores. Sin embargo ha logrado aprender a tocar un instrumento nuevo, se levanta sola y algunas veces hasta se hace el desayuno. Donde vivimos, los niños están muy limitados para salir. Hacemos lo posible por caminar por nuestro barrio, que es lindo y gigante. Ella ha crecido tanto! Dibuja hermoso, sabe lo que le gusta y no cede cuando no le parece. Es a todo dar.
-Mi hermana me ama tanto que tuvo un bebé el día de mi cumpleaños. Qué más que eso! Me ha dado tristeza no poder acompañar a mi familia en Ecuador en momentos muy fuertes y tristes. Pero perderme los momentos alegres me deja un hueco. Vivir lejos de la familia es un precio que pago por las experiencias y oportunidades que tenemos. Es un precio que algunas veces parece tan alto.
2020 me has marcadao como a ganado vacuno.